¿Por qué no deberías implementar un canal de denuncias?
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El título puede parecer contradictorio al principio, pero la pregunta encierra una verdad incómoda para muchas empresas: ¿realmente tu organización está preparada para implementar un canal de denuncias? Si tu empresa tiene una cultura débil de ética y cumplimiento, un canal de denuncias podría hacer más daño que bien. Es importante analizar en profundidad las razones detrás de esta afirmación para entender por qué, en algunas organizaciones, la instalación de esta herramienta podría ser contraproducente.
¿Es tu empresa apta para un canal de denuncias? La implementación de un canal de denuncias es una medida poderosa para promover la transparencia y fomentar un entorno de trabajo ético, pero solo funciona correctamente cuando se apoya en una sólida cultura de integridad. ¿Qué sucede cuando este no es el caso? Empresas con ambientes tóxicos, falta de liderazgo ético o normas ambiguas podrían encontrar que un canal de denuncias en lugar de resolver problemas, puede potenciarlos. Los empleados, en lugar de sentir seguridad y confianza para denunciar, pueden percibir el canal como una trampa, lo que deteriora aún más la confianza en la organización.
Factores clave que pueden hacer que un canal de denuncias fracase:
- Desconfianza en el sistema Para que un canal de denuncias sea efectivo, debe inspirar confianza entre los empleados. En empresas donde prevalecen la desconfianza, el miedo a represalias y una falta de transparencia, los empleados pueden pensar que sus denuncias no serán manejadas de manera justa o confidencial. Esto no solo reduce la efectividad del canal, sino que puede disuadir a los empleados de reportar infracciones importantes. Según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la confianza es el principal factor que fomenta el uso de los canales de denuncias. Sin ella, los empleados se abstendrán de usar el sistema, creyendo que las denuncias serán ignoradas o mal gestionadas.
- Falta de liderazgo ético El liderazgo es el eje sobre el cual gira la efectividad de un canal de denuncias. Si los líderes de la organización no son vistos como modelos de conducta ética, el canal pierde legitimidad. En entornos donde los directivos toleran o incluso participan en prácticas indebidas, implementar un canal de denuncias solo servirá como una fachada para aparentar cumplimiento. Los empleados no confiarán en un sistema que perciben como dirigido por personas que no practican lo que predican. Esto genera una cultura de cinismo y puede aumentar las tensiones internas.
- Represalias y miedo a denunciar El miedo a las represalias es otro factor que afecta directamente la utilidad de un canal de denuncias. A pesar de que las políticas empresariales puedan asegurar confidencialidad y protección, en empresas con una cultura deficiente, los empleados perciben que podrían ser castigados si denuncian, especialmente si las denuncias involucran a personas con poder. En este contexto, el canal de denuncias se convierte en un mecanismo ineficaz porque los trabajadores preferirán mantener silencio antes de arriesgar sus posiciones o bienestar personal. Sin una fuerte cultura que proteja verdaderamente a los denunciantes, el canal no logrará cumplir su objetivo de detectar y prevenir irregularidades.
- Ausencia de consecuencias visibles Para que un canal de denuncias sea efectivo, debe existir una respuesta visible y clara a las denuncias recibidas. Si los empleados no ven consecuencias claras para las personas que violan las normas, se producirá una pérdida de confianza en el sistema. Sin sanciones, las denuncias se perciben como ejercicios inútiles. Los empleados se desmotivan al ver que, a pesar de sus esfuerzos por mejorar la organización, los infractores siguen sin enfrentar consecuencias. Esto, a su vez, puede aumentar el malestar general y perpetuar la cultura de impunidad dentro de la empresa.
- Uso inadecuado del canal En un entorno con una cultura laboral deteriorada, los canales de denuncias pueden ser mal utilizados, generando más conflictos que soluciones. Denuncias falsas, malintencionadas o con fines de venganza personal pueden proliferar en un ambiente donde no hay confianza mutua. Este tipo de uso no solo sobrecarga el sistema, sino que también puede dañar la reputación de empleados inocentes, generando un clima tóxico dentro de la organización.
¿Qué sucede en estos casos?:
Cuando una empresa que no está preparada implementa un canal de denuncias, los efectos negativos se sienten en diferentes niveles:
- Aumento del descontento: Si el canal no es efectivo y no hay respuestas claras, los empleados se sentirán frustrados. Esto puede llevar a una disminución en la moral y la productividad.
- Percepción de “postureo” corporativo: Los empleados pueden ver la implementación del canal como una táctica de la dirección para “cumplir” con las normativas de manera superficial, sin un verdadero compromiso con la mejora de la cultura organizacional. Esto daña la credibilidad de la empresa tanto internamente como externamente.
- Consecuencias legales y reputacionales: Un canal de denuncias mal gestionado puede resultar en denuncias no resueltas que terminen escalando a acciones legales o filtraciones a medios de comunicación. Esto pone en riesgo tanto la reputación de la organización como su estabilidad financiera
¿Entonces, qué hacer?:
Antes de implementar un canal de denuncias, las empresas deben primero evaluar su cultura interna y trabajar en establecer una base ética fuerte. Esto incluye fomentar la confianza, formar a los empleados sobre la importancia de la integridad, y garantizar que los líderes de la organización sean verdaderos modelos a seguir en temas éticos. Solo después de esto, un canal de denuncias puede ser una herramienta valiosa y eficaz.
Si bien un canal de denuncias parece ser una medida atractiva para fortalecer la integridad dentro de las empresas, no todas las organizaciones están listas para implementarlo. Sin una base ética y un entorno de trabajo que proteja y valore a sus empleados, un canal de denuncias puede ser una bomba de tiempo, capaz de generar desconfianza, conflictos y frustración. Por ello, es fundamental que las empresas trabajen primero en construir una cultura sólida, ética y transparente, antes de dar el paso hacia la implementación de un canal de denuncias
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